25/1/13

La Posta




El corazón se le aceleró cuando vio el mail en su bandeja de entrada. Jugando con la ansiedad comenzó a verlos en orden de aparición. Mientras leía las últimas noticias de Montevideo imaginó cómo su hermano justificaría la falta de comunicación: “Perdoná que no te escribí antes, me rompí el tendón jugando al futbol y no pude venir al ciber”.  Mala idea, él no practicaba deportes, mejor esto: “Tuve un intento de suicidio y por eso no te escribí antes”. Tampoco, el hermano era depresivo, pero no tanto. Tal vez: “No vas a creer, pero olvidé la contraseña para entrar a mi correo y hoy me di cuenta de que la había escrito en la pared”; esa, esa sí podía ser la excusa
Nada de eso, el mail arrancaba con: “Hola hermana, ya no aguanto más a mamá”, y seguía con un detalle minucioso de las últimas madreaventuras.
Continuó leyendo, recorriendo todos los tópicos de la jefa del hogar: Que la madre seguía perdiendo trabajos por sus jaquecas incurables; que habían prohibido el único remedio que la aliviaba y ya no quería probar con otro; que debía un montón de dinero en la farmacia y también a la vecina; que hacía ocho meses no se pagaban los gastos del departamento; que vivía encerrada, negándose a abrir las ventanas; que el departamento competía con la basílica de San Pedro en cantidad de santos, que siempre le echaba la culpa a él de todo y ¡que había metido un chico de la calle en la casa!
Casi sin terminar de leer le dio “responder” y arrancó con una serie de consejos sobre qué hacer: “Aguantá un par de días, con lo paranoica que es mamá, ella misma va a sacar al pibe de la casa. Vos mientras tanto cuidá tus cosas. No te preocupes, yo te mando dine…” Sus dedos se detuvieron, la mano fue al mouse y rápidamente dio “cancelar”.
Después de unos segundos le dio “responder” y escribió:
“¡Hola manito! Por suerte estoy bien, de a poco me voy recuperando de la fractura, ya hace un mes que estoy caminando con una sola muleta y con el trabajo que conseguí me alcanza justo para vivir e ir pagando los cuatro mil dólares que me costó la operación en el tobillo.
Con respecto a mamá, yo ya viví con ella más de 20 años, ya le tapé los agujeros, ya la cuidé, ya los crié a ustedes, ya la excusé en sus empleos, ya pedí fiado en la farmacia, ya me peleé con su novio alcohólico, ya escuché sus acusaciones. Ya fue. Ya son adultos, ahora les toca a ustedes.”
Le dio “enviar” sin releer y se puso a chambear. Que para eso me pagan, pensó.


22/1/13

La herencia




Es una maravillosa tarde de primavera. El brillo del sol se refleja en los cerros y el viento agita con fuerza la ropa blanca que Laura acaba de colgar. La cuerda nace a pocos metros de la cabaña y muere casi sobre el despeñadero. Allí es donde ella suele descansar cuando termina y con sus pies colgando hacia el abismo se dedica a contemplar la imponencia del paisaje  
Pero hoy no se detiene, antes de que anochezca debe terminar todas las tareas, esas que habitualmente comparte con su hermana.
¿Y porqué ella y no yo, eh? – Se dice Laura estirando los brazos para alcanzar la cuerda – ¿Ella es más linda? No, no es más linda que yo. ¿Cocina mejor que yo? tampoco. ¿Y cosiendo? ¿Y lavando la ropa? – Laura mira las prendas blancas que acaba de colgar – Hoy no le tocó lavar y mira la ropa: ¡resplandece como nunca! – Se lleva a la boca los nudillos lastimados, retira la mano y le grita al viento – Nadie hace las cosas mejor que yo, ¡nadie! – Laura llega al final de la cuerda y enfrenta al precipicio con el puño en alto, el rostro rojo de furia – ¡Yo nací primero, tengo 14 años, soy yo la que debe casarse! – Entonces toma el cesto y regresa a la cabaña, refunfuñando – Y el anillo de la abuela es mío, ella me lo regaló. –
Laura entra, deja el canasto sobre la mesa y va al rincón donde su madre guarda los tesoros más preciados de la casa: un amarillento tocado de novia, un peine de nácar al que le falta un diente, un trozo de hilo de seda y un anillo con una piedra: la más bonita piedra color verde que Laura jamás haya visto.

– Ven Laura– Llamó la abuela – mira este anillo ¿te gusta?
Laura se acercó temerosa a la cabecera, donde su abuela moribunda parecía querer mostrarle algo. Y ahí, en los huesudos dedos de la anciana, Laura vio resplandecer el maravilloso verde del anillo.
– Me gusta mucho ¿qué piedra es?
– No sé su nombre, un viejo hechicero se lo vendió a mi abuelo hace muchos años y desde entonces ha sido parte de nuestra dote. Pero no es una piedra cualquiera– acercó los labios al oído de la niña – es una piedra mágica. – susurró.
– ¿Mágica? ¿Y cómo funciona?
– Tú usas el anillo y cuando él te conoce y te haces su dueña, entonces, y solo entones, el anillo te concede un deseo.
– ¿Sólo uno?
–¿Acaso tienes más deseos? Si quieres tener un deseo muy deseable, tiene que ser uno y sólo uno. Por eso debes ser muy clara y pensarlo bien. Prométeme que vas a pensarlo bien.
– Prometido abuela, cuando el anillo sea mío y yo sea su dueña voy a pensar muy bien mi deseo.
– Y prométeme que no le dirás a nadie más nuestro secreto.

Laura sale de la casa y se sienta al borde del despeñadero. Por un instante la distrae el juego de luces y sombras del sol sobre los cerros lejanos, entonces extiende la mano a contraluz y la piedra verde brilla como nunca en su dedo regordete, de nudillos lastimados.
– Este anillo es mío, me lo regalaron a mi – musita mientras torpemente intenta retirarlo de su dedo. – ¡El anillo es mío y siempre va a ser mío! – exclama al tiempo que éste se zafa y cae sobre una roca, un metro más abajo. Boca abajo, con los brazos asomando sobre el precipicio, Laura se estira al máximo, casi puede tocarlo, casi lo toca…pero el anillo se le resbala. Entonces vuelve a acomodarse, un poco más, apenas un centímetro…
–¡Lo tengo! – grita feliz y se pone de pie rápidamente, tan rápido que se golpea la cabeza con el palo que sostiene la cuerda de la ropa, se marea y cae finalmente al abismo.

MaGa
/8/12

21/1/13

Textillo


BAR

– Elegir, siempre elegimos, siempre – Dice mientras aplasta la colilla en el cenicero.
– ¿Ves? Yo, por ejemplo, elegí fumar cinco cigarros.
Los cuento con la mirada y lo miro con ironía.
– Bueno, son seis, no sirve el ejemplo. – Concede – Pero la cosa es la elección. Siempre hay dos, de lo que sea, dos opciones o más…pensalo – y enciende el séptimo.
Lo pienso, lo pienso. Bien, yo elijo, elijo levantarme, elijo con qué ropa vestirme. Pero qué tal si quisiera algo azul y no tengo ropa azul. De todas maneras elijo con qué vestirme, o no ponerme nada, que también es elección. Y después el día se transforma en una elección tras otra. Hablar, callar, escuchar, responder, hablar, hablar…y entonces hablo.
– Justo vos no podés decirme eso, vos solo querés zafar, como siempre, me pasás la pelota. Y entonces ahora yo elijo, ¿sabés qué? elijo dejarte acá. Chau, pagá vos.

5/1/13

tic-tac

Debería estar moviéndome, aprendiendo más photoshop, practicando lo poco que aprendí de ilustrator, armando una lista de correos para buscar laburo en cuanto enero de vuelta el codo. Debería estar leyendo sobre leasing, venta de pick ups chinas, leyendo el gallito para ver qué se puede comprar-vender para generar algo así como un sueldo. Debería. Pero hace calor y el calor te vuelve perezoso, te tira en la hamaca paraguaya y te invita a pensar que todo se solucionará, todo estará bien, quién sabe cómo pero así será.
A propósito, se reciben ideas, propuestas de trabajo y demases formas de asegurarse el sustento. 

2/1/13

2013

Qué puedo decir del 2012 más que corroborar lo previsto, no sabía qué tanto o cómo, pero sabía que no zafaba del huracán y vaya que no zafé. Lo pienso y certifico: me gusta el rock and roll full.

De a poco vamos arrancando el año, organizándolo, viendo cómo orquesto el tema laburo, cómo manejo mi cabeza, tratando de entender el nuevo medio, que no es nuevo pero sí.
Todavía me asombra el giro del agua, el sentido en el que gira el agua al irse por el desagüe, raro porque no siento haber incorporado tanto el sentido contrario, pero es abrir la canilla y sentir esa especie de asombro, todavía.
Hay algunas lecciones que tengo que aprender, la primera es no olvidar el resentimiento del uruguayito medio, acá no se cacarean los éxitos, acá hay que mostrarse modestito, so pena de que te traten mal, muy mal y que te castiguen duramente.
Lección dos, tener bien claro qué quiero y cómo lo quiero, porque al menos de momento las cosas vienen saliendo tal como las vengo mentalizando y eso puede jugarme en contra.
Lección tres, jamás, bajo ninguna circunstancia, demostrar o mostrarme insegura. Hay que tener un discurso sin fisuras, grietas, si digo que sé: SÉ! nada de "sé pero mejor dejame ver bien, no sea cosa".

De a poco va llegando la parte de mi que se quedó en México, digamos que al principio era yo...hace 10 años, lentamente va llegando la MaGa (que nació allá) y también trae cosas nuevas. 
La edad se siente, el tiempo pasado, también me voy adaptando a eso, a ser grande, señora a secas, señora pa todo el mundo: chicos y grandes. Cuesta pero juro que lo voy intentando.
Otra que  no sé si tiene que ver con la edad, con ser "viajada" o con que también en el paisito las cosas han cambiado; me está chupando bastante un huevo todo eso del cómo te ves, especialmente en el tema playa que era el más estresante. Pelar ropa y dejar aparecer el cuerpo en sus dimensiones e imperfecciones reales. No voy a blofear de superada porque no, me cuesta, el sobrepeso me cuesta, pero me cuesta un 80% menos que antes, y eso está bueno, especialmente si ahora vivo a 20 cuadras de la yapla.

Fin de año fue una maravilla que me hizo llorar, fue la bienvenida. 
Salinas, 11.45 de la noche, silencio, ni un alma, nadie hacía ruido, solo nosotros con nuestro pequeño equipo de audio, haciendo asado en parrillita destartalada, con la leña salvada de apuro del diluvio y el Bonzo como loco ladrándole al fuego. De repente el milagro de fin de año; los cohetes que empezaron a sonar, ¡los fuegos artificiales! muchos, miles, increíble ¿de dónde salieron todos? Mas de media hora de luz, color y ruido, más de media hora de bienvenida a casa. Más de media hora que confirmaron que sí: en Uruguay el cambio de año se hace con tutti.
Y así, con tutti, mientras termino de recuperarme de haberme bajado yo solita un litro de ananá fizz leather price (por favor, recuérdenme el año que viene no volver a hacer esa terrajada propia de adolescente), me tiro las cartas y me preparo para lo que se viene, que no sé porqué pero me suena que también va a estar movidito.