24/3/09

De pelos

Desde que llegué a México, hace 6 años, no voy a la peluquería. Miento, fui hace 4 años cuando estuve en Uruguay y ya.
El pelo me lo corto yo, ahí, el clásico corte desparejo. Una se pone cabeza abajo, peina el pelo y mete tijera (si es posible que no sea esa que usa para cortar el pollo en la cocina) después medio le entra con una gillete afilada y listo, queda bastante potable.
El tema es que en Monterrey, por el clima o el agua, lo tenía un poco más ondeado y en el DF me queda más llovido. El llovido me embola, no termina de ser lacio, no es ondulado...Así que lo pensé y me decidí por una base de permanente.
Una vez decidida, y como voy cada muerte de obispo, me acordé que una amiga tiene el pelo bastante lindo así que le pedí que me diera los datos de su peluqueiro, a sabiendas de que es medio caribe.
El sábado pasado no tuve clase de joyería, así que era el día ideal, llamo y me da hora para las 8 de la mattina...me llamó la atención porque según el tipo que me agendó a las 9 tenía otra clienta, pero ta.
El sábado a las 8 ahí estaba, le explico al tipo lo que quiero, una base de permanente nomás, para que quede un poco ondulado, para darle forma y ya que estamos un corte similar al que tengo pero bien hecho. Y me sale con que él no se arriesga con las permanentes, que no se hace responsable del resultado.
Le digo que está bien, que yo hace una punta de años me hice alguna y sé cómo reacciona mi pelo y, eligiendo el rulo correcto, no hay drama. Insiste que no, que me va a hacer un corte de pelo genial que sólo con ponerme una crema rebeladora de rizos y sacudir la cabeza me va a quedar con forma...etc.
Resignada le digo que va, que haga el corte.
Me desenreda y me dice que baje la cabeza...corta apenas, después que levante la cabeza...corta menos, me miro, estoy igualita, pero no digo nada...
Me lava el pelo y le entra al secador y al cepillo (igual era previsible)
Mi dios, cómo he cambiado, lo dejé hacer, dejé que me armara un peinado pseudomodernoso que me dejó con cara de 6 años más, me miré al espejo y sólo le dije:
No es lo que tenía en mente, de hecho me lo dejaste más lacio...
Él dijo las escusas de siempre, las que ya conocemos, que voy a ver mañana, que me quedó re bien, y que eran 300 pesos.
Pagué y me fui, obvio que no vuelvo más, de hecho andá a saber cuándo vuelvo a juntar energía para ir con otro, espero que no sea dentro de 6 años.

17/3/09

Los Hilos

Al principio todo era un cuadrado en blanco en un archivo punto doc. Entonces Ella vio que ese espacio estaba vacío y comenzó a mover los dedos. Tic, tic, tictic, tic, el ritmo del teclado se incorporó a su cuerpo, como un corazón pugnando por vivir. Y Ella se sintió grande, fuerte e independiente.

Pero entonces, de la nada (o de sus dedos), aparecieron Ellos, que enseguida comenzaron a bailar sobre el teclado, a treparse en sus hombros para criticar lo que hacía, a sugerirle un mejor peinado y a pincharle los brazos con sus diminutos pies.
Ella los miró con enojo.

- ¿Qué carajo hacen aquí? pensé que los había echado, no los necesito para esto. Miren, yo quiero crear mi propio universo, quiero ser el origen de mi propio mundo y ustedes sólo entorpecen mi trabajo - Pero los pequeños geniecillos continuaron allí, molestando, fiscalizando y dando indicaciones.

- ¡Basta! - gritó Ella. - Voy a buscar una solución definitiva para ustedes -

Entonces comenzó a soplar hasta arrinconarlos a todos y, cuando ya los tenía amontonados, buscó un pañuelo y los anudó dentro. Pero sabía que se trataba de una solución temporal. Así que metió el pañuelo en una caja y rápidamente puso manos a la obra. Para empezar se dedicó a reunir materiales, tierra, madera, fuego, metales, agua...pero al darse cuenta de que no tenía mucho tiempo se decidió rápidamente por la madera, que era abundante y fácil de trabajar.

- A ver si me sirven de algo las clases de manualidades - se dijo, y comenzó a tallar. En pocas horas había reunido un contingente de 10 figuras articuladas y huecas, apenas más grandes que los genios que tenía atrapados en la caja.

- Divide y triunfarás- se dijo. Entonces hizo más figuras, estas con menos curvas y con un accesorio extra. Para completar la labor también usó maderas de distintos colores.

- Listo. Ahora, a ver cómo se las arreglan para fastidiarme - se dijo. Con mucho cuidado abrió la caja, desanudó el pañuelo, tomó un personaje y lo introdujo dentro de la primera figura. Y así fue haciendo con todos, hasta que el pañuelo estuvo vacío.

- Muy bien, ya casi terminamos - dijo Ella, y con un ovillo de hilo ató las extremidades de las figuras, igual que marionetas. Después buscó un tinglado abandonado años atrás y las colocó separadas estratégicamente en grandes islas.

- Así me darán menos problemas- se dijo.

- Y ahora, el toque final - Una por una sopló sobre las figuras, que de inmediato cobraron vida.

- Los llamaré humanos- Dijo Ella en tanto conectaba los hilos con un programa que subió a su computadora.

- Muy bien, ahora ¡a divertirse!- Entonces, libre ya de molestias, se puso a escribir, a crear la historia de cada uno, los juntó, los separó, hizo que se odiaran, que se reprodujeran, que idearan cosas y que de vez en cuando la recordaran. Aunque, como nada es perfecto, cada tanto se corta algún hilo, el humano se "libera" y hace algún estropicio.

Pero Ella siempre se da cuenta a tiempo, repara los hilos y así evita el colapso final.