16/1/17

Limpieza 2

Salen con fritas los fragmentos crudos.

Todo comenzó con una palabra escuchada al azar: lúbrica. Ella no sabía qué significaba, pero estaba segura de que no era nada bueno. Por eso, para no olvidarla, la repitió bajito: lúbrica lúbrica lúbricalúbrica. También la analizó, tenía algo de luz y brillo, también de libro y de salto, pero esa "ú" acentuada le decía que no, que había algo más, algo que no era cola, ni pepa, ni pito, tampoco era puta, pero era algo que estaba igualmente prohibido. Algo de gente grande, como la otra palabra, la palabra "sexo", que no tenía que ver con sexo femenino y masculino, pero sí con otra cosa que ella había visto en las revistas que había en la peluquería a la que iba con su mamá.
La novel palabra se apropió de su mente, la repitió en la escuela y en la rayuela del recreo: lú-bri-cá!

No hay comentarios.: