El corazón se le aceleró
cuando vio el mail en su bandeja de entrada. Jugando con la ansiedad comenzó a
verlos en orden de aparición. Mientras leía las últimas noticias de Montevideo imaginó
cómo su hermano justificaría la falta de comunicación: “Perdoná que no te escribí
antes, me rompí el tendón jugando al futbol y no pude venir al ciber”. Mala idea, él no practicaba deportes, mejor
esto: “Tuve un intento de suicidio y por eso no te escribí antes”. Tampoco, el
hermano era depresivo, pero no tanto. Tal vez: “No vas a creer, pero olvidé la
contraseña para entrar a mi correo y hoy me di cuenta de que la había escrito en
la pared”; esa, esa sí podía ser la excusa
Nada de eso, el mail
arrancaba con: “Hola hermana, ya no aguanto más a mamá”, y seguía con un detalle
minucioso de las últimas madreaventuras.
Continuó leyendo, recorriendo
todos los tópicos de la jefa del hogar: Que la madre seguía perdiendo trabajos
por sus jaquecas incurables; que habían prohibido el único remedio que la
aliviaba y ya no quería probar con otro; que debía un montón de dinero en la
farmacia y también a la vecina; que hacía ocho meses no se pagaban los gastos
del departamento; que vivía encerrada, negándose a abrir las ventanas; que el
departamento competía con la basílica de San Pedro en cantidad de santos, que siempre
le echaba la culpa a él de todo y ¡que había metido un chico de la calle en la
casa!
Casi sin terminar de
leer le dio “responder” y arrancó con una serie de consejos sobre qué hacer: “Aguantá
un par de días, con lo paranoica que es mamá, ella misma va a sacar al pibe de
la casa. Vos mientras tanto cuidá tus cosas. No te preocupes, yo te mando dine…”
Sus dedos se detuvieron, la mano fue al mouse y rápidamente dio “cancelar”.
Después de unos segundos
le dio “responder” y escribió:
“¡Hola manito! Por
suerte estoy bien, de a poco me voy recuperando de la fractura, ya hace un mes que
estoy caminando con una sola muleta y con el trabajo que conseguí me alcanza justo
para vivir e ir pagando los cuatro mil dólares que me costó la operación en el
tobillo.
Con respecto a mamá, yo ya
viví con ella más de 20 años, ya le tapé los agujeros, ya la cuidé, ya los crié
a ustedes, ya la excusé en sus empleos, ya pedí fiado en la farmacia, ya me
peleé con su novio alcohólico, ya escuché sus acusaciones. Ya fue. Ya son
adultos, ahora les toca a ustedes.”
Le dio “enviar” sin
releer y se puso a chambear. Que para
eso me pagan, pensó.
3 comentarios:
Es bueno, de vez en cuando, evitar que el amor filial nos ciegue y permitirle a las personas aprender a rascarse con sus propias uñas.
Saludos Enfermos.
mmm, autobiografico?
Bastante. Che, te mandé mail a la dirección del almacén, algo que me encontré por ahí.
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